Un día, Meher Baba preguntó a sus mandalíes:
- ¿Por qué las personas se gritan cuando están enojadas? Los hombres pensaron durante unos momentos.
- Porque pierden la calma- dijo uno-, por eso se gritan.
- Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?- preguntó Baba - ¿no es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?
Los hombres dieron algunas otras respuestas, pero ninguna satisfacía al maestro Meher Baba. Finalmente explicó:
- Cuando dos personas están enojadas y discuten, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esta distancia, deben gritar para poder escucharse. Mientras más enojadas estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse la una a la otra a través de esa gran distancia.
Luego, Baba preguntó:
- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Pues que no se gritan, sino que se hablan suavemente, ¿por qué?... Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellas es muy pequeña.
Los discípulos lo escuchaban absortos y Meher Baba continuó:
- Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? Los enamorados no hablan, sólo susurran y se acercan más en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es, observad lo cerca que están dos personas que se aman. Así pues, cuando discutáis, no dejéis que vuestros corazones se alejen, no digáis palabras que los distancien más. Llegará un día en que la distancia será tanta que ya no encontraréis el camino de regreso.
Extraído del libro " Juntos pero no revueltos"
3 comentaris:
Ohh. Un sabio Meher Baba...
Cuanta razón¡¡¡¡
La forma de hablar de las personas dice mucho de ellas: Su orden o su caos , sus dudas , sus diminutivos , sus exclamaciones , sus contradicciones , sus gritos , sus susurros...
A veces las cosas complicadas se entienden mejor con explicaciones sencillas. Hay mucha sabiduría en esas palabras.
Sin embargo, no sé si por deformación profesional, no puedo dejar de imaginarme en una situación de nervios en clase, en las que todo el mundo está chillando. Ahora cuando tenga la tentación de pegar un tremendo grito a los de 1º de la ESO, pensaré en las palabras del sabio... Con un suave susurro les diré con cariño: "callaos de una puñetera vez, oh amados míos"
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