-¿Oyes los pájaros? Susurró ella
-¿Qué dices? Le respondió él entreabriendo los ojos
Se hice un silencio. Ella volvió a repetirlo.
-No, no oigo nada.
Se volvió a hacer un silencio.
-Calla…escucha…no los oyes? Volvió a insistir.
-No se oye nada.
Su vida se había convertido en un espacio vacío, a veces negro, oscuro como su alma, a veces blanco, nadando en la nada. La causa era un hombre que le había robado sus sueños. Unos sueños que vaticinaban constantemente un final que ella no quería admitir.
La última vez que soñó con él, estaba en brazos de otra mujer. El dolor fue inmenso, tanto que creyó no poder volver a sonreír como antes lo hacía. Su agonía se hacía más grande al comprobar que lo que soñaba era cierto, y más aún, al claudicar ante sus caricias una vez más, sabiendo que ya no eran manos limpias.
Oscura habitación que de nuevo encierra sus pensamientos. Apaga la luz y no sabe cuál es su peor pesadilla: escuchar el propio sollozo, ignorarlo o buscar su razón de ser.
Entre sus imágenes, siempre el mismo rostro. Ahora deformado, ahora temblando-como ella- ahora y siempre.
Enciende la luz. Se ha visto llorar. Comienza su propio y demente discurso.
“Este cuerpo que ya no es el mío, se viste para él, a la vez que se oculta en su desnudez.
He perdido mi ser .Lo imagino en brazos de otra mujer, sedienta. Y ahora me disfrazo como ella”
4 comentaris:
Amparo; has tenido un sueño que parece muy real.
;=)
"Vivir, dormir, morir, tal vez soñar"
"Que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son"
¡¡¡La sección oscura del Departamento de Lengua reivindica su lugar en la nueva etapa de nuestro Insti!!!
Humo (no malos humos), poesía, baile y diversión asegurados.
Me encanta tu relato, ya lo sabes.
Brava!
Llargo, me mola la teua nova foto. Vaig a canviar la meua també. Cha,cha,cha,cha,changes!
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