dimecres, 29 d’abril del 2009
dilluns, 27 d’abril del 2009
dissabte, 25 d’abril del 2009
En família
A mi m'ha tocat llegir l'última perquè anava per sorteig, coses de probabilitats, com diu Lola. Fet i fet, ha estat una trobada amable, sobretot perquè ens hem reunit un grup dels companys i companyes de l'insti que, acompanyats amb els pares i mares, fills i filles, parelles i amics en general, hem pogut compartir un matí de dissabte especial.
Ací teniu algunes fotos.
IES La Serrania entre el públic.
Els poetes per la revolta.
Los ángeles de Charlie.
dilluns, 20 d’abril del 2009
Déjame entrar
Algunos datos: los protagonistas son niños, el ambiente nevado y gélido es un protagonista más, es una bocanada de aire fresco, una peli destinada a convertirse en un film de culto por haber renovado el género al que pertenece. En el fondo, no obstante, es una bella historia de amor, de las más perturbadoras y originales que he visto en mucho tiempo. No os asustéis por el público adolescente despistado y dejaos llevar por el ritmo lento y los silencios (no está disponible en V.O. pero no importa mucho, ya que no hablan demasiado). Esta tarde es perfecta para verla, para dejaros envolver por el ambiente gélido y el ardor de una historia de amor caliente como la sangre antes de volver a la rutina primaveralmente laboral.
dissabte, 11 d’abril del 2009
The visitor
Se trata de The visitor, de Tom Mccarthy, una de esas cintas que pasan sin mucho ruido por las salas y que agradeces haber descubierto por casualidad. Algo parecido me sucedió con la maravillosa Cerezos en flor. Gracias por tu recomendación y tu intuición, Amparo.
The visitor narra el viaje a Nueva York para impartir una conferencia de un sexagenario y viudo profesor de universidad, experto en economía del Tercer Mundo. Es el prototipo de profesor… ¿cómo decirlo?... ¿quemado?, ¿desmotivado? No necesitáis mucha explicación ¿verdad? Cuando llega a su piso en la gran ciudad descubre que lo ha ocupado una pareja de inmigrantes ilegales: un sirio que intenta ganarse la vida como músico y una senegalesa que vende artesanía en un mercadillo. El profesor accede a que se queden hasta que encuentren otro sitio. Pero la estancia se alarga y la relación se estrecha. El contacto entre personas tan diferentes es al principio tenso, pero después consigue enriquecer y camibar para siempre las vidas de los protagonistas. Lo dejo ahí.
Es una película sobria, pausada. Se trata de una reflexión sobre el choque de culturas y, sobre todo, sobre el fenómeno de la inmigración tras el 11S en USA. El contexto del recrudecimiento en la política social y de inmigración en la era Bush es palpable; también el recorte de libertades consecuente tras la paranoia terrorista tras el atentado en las Torres Gemelas. Aun así, no es la típica peli con mensaje, intelectual y politizada, sino que simplemente se centra en contarnos una historia. Y lo mejor es que con una estructura narrativa sencilla y un guión bien construido logra entretener, conmover y, especialmente, hacer pensar. Consigue mucho más que muchas películas “con mensaje”.
Quizá lo mejor del film es la interpretación (estuvo nominado a los últimos Premios Oscar) de Richard Jenkins (algunos lo reconoceréis por la serie “A dos metros bajo tierra”), el actor que encarna al profesor. Tiene un rostro duro, serio, impertérrito, pero muy expresivo. Sus silencios y su mirada nos lo dice todo. No gasta palabras innecesarias. Para mí lo mejor de la película es la evolución de este personaje que, influido por sus nuevos amigos, en especial por Tarik (el músico) y la madre de éste (que viene a visitarlo a la ciudad cuando tiene problemas), lleva a cabo un proceso de exteriorización de sus sentimientos, de catarsis de sus frustraciones, de aceptación de la vida. Simbólicamente este hecho se evidencia con la sustitución de su antiguo piano (para el que no tiene aptitudes y que representa su vida pasada, su mujer, su trabajo, su alta posición social, su aislamiento de la realidad, su introversión, su ataraxia …) por el djembé (en el que le introduce Tarik, y que representa su nueva vida, una apertura al mundo exterior, un enriquecimiento con el contacto con otras vidas y culturas, una exorcización de sus frustraciones…). En definitiva, el protagonista vuelve a engancharse a la vida, a tener ilusión, a sentir el amor, la rabia, la compasión, la alegría… todo ello al son de las notas sincopadas del djembé.
El final no es feliz. Pero es muy creíble. Quizá por no ser feliz es verosímil. Aun así no se sale de la sala con mal sabor de boca o triste, sino todo lo contrario. Los personajes han cambiado, se han enriquecido mutuamente. Los dejamos con nuevas ilusiones con las que afrontar la vida. Camino a casa el espectador se permite completar la película en su mente, aportar el final feliz. Ahora sí confía en el protagonista. Ya no es el mismo. Ahora se siente vivo. Tiene una ilusión. Seguro que luchará por ella. ¿Verdad?