dissabte, 11 d’abril del 2009

The visitor

Hacía tiempo que no escribía un post. Estoy bastante espeso últimamente. Como no me he ido a las antípodas estas vacaciones he decidido quedarme en casa y agarrar un resfriado en toda regla. Entre estornudos y frenadoles he aprovechado para leer como un loco novela negra y he esperado a que lloviera para salir de casa. Ayer fui al cine a ver una peli de la que no sabía mucho. Me gustó tanto que me despejó la nariz y las ideas.

Se trata de The visitor, de Tom Mccarthy, una de esas cintas que pasan sin mucho ruido por las salas y que agradeces haber descubierto por casualidad. Algo parecido me sucedió con la maravillosa Cerezos en flor. Gracias por tu recomendación y tu intuición, Amparo.

The visitor narra el viaje a Nueva York para impartir una conferencia de un sexagenario y viudo profesor de universidad, experto en economía del Tercer Mundo. Es el prototipo de profesor… ¿cómo decirlo?... ¿quemado?, ¿desmotivado? No necesitáis mucha explicación ¿verdad? Cuando llega a su piso en la gran ciudad descubre que lo ha ocupado una pareja de inmigrantes ilegales: un sirio que intenta ganarse la vida como músico y una senegalesa que vende artesanía en un mercadillo. El profesor accede a que se queden hasta que encuentren otro sitio. Pero la estancia se alarga y la relación se estrecha. El contacto entre personas tan diferentes es al principio tenso, pero después consigue enriquecer y camibar para siempre las vidas de los protagonistas. Lo dejo ahí.

Es una película sobria, pausada. Se trata de una reflexión sobre el choque de culturas y, sobre todo, sobre el fenómeno de la inmigración tras el 11S en USA. El contexto del recrudecimiento en la política social y de inmigración en la era Bush es palpable; también el recorte de libertades consecuente tras la paranoia terrorista tras el atentado en las Torres Gemelas. Aun así, no es la típica peli con mensaje, intelectual y politizada, sino que simplemente se centra en contarnos una historia. Y lo mejor es que con una estructura narrativa sencilla y un guión bien construido logra entretener, conmover y, especialmente, hacer pensar. Consigue mucho más que muchas películas “con mensaje”.

Quizá lo mejor del film es la interpretación (estuvo nominado a los últimos Premios Oscar) de Richard Jenkins (algunos lo reconoceréis por la serie “A dos metros bajo tierra”), el actor que encarna al profesor. Tiene un rostro duro, serio, impertérrito, pero muy expresivo. Sus silencios y su mirada nos lo dice todo. No gasta palabras innecesarias. Para mí lo mejor de la película es la evolución de este personaje que, influido por sus nuevos amigos, en especial por Tarik (el músico) y la madre de éste (que viene a visitarlo a la ciudad cuando tiene problemas), lleva a cabo un proceso de exteriorización de sus sentimientos, de catarsis de sus frustraciones, de aceptación de la vida. Simbólicamente este hecho se evidencia con la sustitución de su antiguo piano (para el que no tiene aptitudes y que representa su vida pasada, su mujer, su trabajo, su alta posición social, su aislamiento de la realidad, su introversión, su ataraxia …) por el djembé (en el que le introduce Tarik, y que representa su nueva vida, una apertura al mundo exterior, un enriquecimiento con el contacto con otras vidas y culturas, una exorcización de sus frustraciones…). En definitiva, el protagonista vuelve a engancharse a la vida, a tener ilusión, a sentir el amor, la rabia, la compasión, la alegría… todo ello al son de las notas sincopadas del djembé.

El final no es feliz. Pero es muy creíble. Quizá por no ser feliz es verosímil. Aun así no se sale de la sala con mal sabor de boca o triste, sino todo lo contrario. Los personajes han cambiado, se han enriquecido mutuamente. Los dejamos con nuevas ilusiones con las que afrontar la vida. Camino a casa el espectador se permite completar la película en su mente, aportar el final feliz. Ahora sí confía en el protagonista. Ya no es el mismo. Ahora se siente vivo. Tiene una ilusión. Seguro que luchará por ella. ¿Verdad?

3 comentaris:

Laura Baquero ha dit...

En mi opinión, muchos de los personajes más interesantes del cine adolecen de esa "ataraxia" que mencionas, Juanra. Recuerdo, por ejemplo, al maravilloso Sr. Stevens (Anthony Hopkins), el mayordomo de "Lo que queda del día", ocultando magistralmente sus sentimientos, su soterrada pasión, por Miss Kenton, ama de llaves (Emma Thompson). Y por otro lado (observación puramente filológica), ¿cuál sería el adjetivo aplicable a alguien que muestra "ataraxia"? ¿Ataráxico? ¿Ataráctico? No lo encuentro en el diccionario de la RAE...
Por cierto, hemos compartido proceso catarral, yo estoy con laringitis desde el miércoles. Mejórate.

Begonya Mezquita ha dit...

Abans d'anar-me'n a les antípodes: ja et trobàvem a faltar Juanra, a tu i les teues paraules. Espere que et millores, aprofita per llegir, ja saps!

Jose Manuel ha dit...

Yo tampoco me he ido a las antípodas, Juanra. Me he quedao en Benicalap con los que no tienen un pueblo al que escaparse ni dinero para viajar. No es mi caso, sino otros...
He ido a ver la peli. Me ha gustao mucho. Hay dos momentos flipantes, uno cuando el profesor dice a la madre de Tarek en la cena: "I pretend" (finjo). Otro cuando vuelven de ver el Fantasma de la Ópera y ella le da un beso. Gracias por la recomendación. Nos vemos a la vuelta.