
Mientras unos se relajaban (o no) en una playa balear, otros pedaleaban a través de parajes daneses. Había quienes volvían a su pueblo manchego para presentar su trabajo musical en primicia mundial. Hay quien se ha ido a la otra parte de los Pirineos para ver en la distancia (oh la la) esta parte de los Pirineos. Incluso quien ha cogido su coche y su amor para adentrarse en tierras moriscas del norte de Africa. Me consta que hay vida más allá del lejano oriente, y alguien de los nuestros está como pez en el agua entre especias, vacas sagradas y ríos espirituales. También; quien ha empleado su tiempo en poner orden a su vida; cambios de casa y vida en pareja. Quienes han navegado en su barco por aguas Mediterráneas o aquellos que han decidido saltar las líneas invisibles de un muro que confrontaba una y otra parte de aquel Berlín dividido. También están entre nosotros.
No sabemos a ciencia cierta si las ganas de volver son proporcionales a las ganas de acabar. La vuelta al cole es dura para todos. Aunque inversamente proporcional a la idea de seguir donde lo dejamos y tirar para adelante.

Seguiremos contando.